BAJEMOS EL RITMO ESTA NAVIDAD
December 23, 2019Justo en el momento en el que escribí la fecha en mi diario devocional exclamé: “estamos a punto de terminar el año, ¡qué increíble!” y vaya, no es que he perdido la noción del tiempo, sino que, en verdad me asombró que estamos a unas semanas de recibir el año nuevo.
Diciembre, un mes que es amado por muchos y odiado por otros. Un mes lleno del “espíritu navideño” en toda plaza comercial, super mercados y en los centros de las principales ciudades alrededor del mundo.
Pareciera que todo el mundo vive a mayor velocidad en esta época, todos corren, todos hablan de la cena navideña, los regalos, la prisa por llegar a tiempo, corren, hablan por teléfono y aunque pareciera que están más cerca unos de otros, también están lejanos, absortos en sí mismos.
Es común que las plazas y centros comerciales estén más llenos de gente buscando los regalos que adornarán el pie del árbol navideño, y los ingredientes necesarios para la cena. Pavo, lomo relleno, romeritos, bacalao, ensalada rusa, ensalada de manzana, ponche navideño y hasta rompope engalanan las mesas en la cena navideña mexicana.
Probablemente seguimos tradiciones, quizá lo aprendimos de nuestros padres y ellos de sus padres y así ha trascendido de generación en generación. Y es muy lindo celebrar y convivir con nuestras familias, y reunirnos para disfrutar todo un día y una noche con quienes es probable que no hayamos visto en un lago periodo de tiempo.
Y aunque estas fechas en muchas ocasiones son la oportunidad perfecta para reunirnos y convivir, también se da que hay perdón y restauración entre familia y amigos. Es muy común que también después de cenar se hable de los propósitos del año nuevo y algunas resoluciones, pero todo esto no es la razón principal de la navidad.
Como creyentes, sabemos la importancia de que todos los días demos gracias a Dios por la vida, muerte y resurrección de Jesucristo, cada día recordamos que nos ha traído de muerte a vida; pero qué maravilloso es que en todo el mundo un día al año celebren el nacimiento de nuestro salvador.
Muchos quizá sin saber el motivo principal, otros solo por costumbre o quizá por estar acompañando a la familia. Pero celebran el nacimiento de Cristo aun cuando no le conocen o n creen en Él, porque a pesar de que la navidad en la mayoría de los hogares del mundo, Cristo no es el centro, saben que se celebra su nacimiento ese día, aunque no sepamos el día exacto en que nació.
Pero nosotros, los hijos de Dios, celebramos que un día Cristo se hizo hombre y vino a este mundo naciendo de una virgen para traer esperanza, perdón, libertad y vida eterna. Él es la razón de la celebración, por Él nos reunimos como familia y como su cuerpo, celebramos que el Hijo de Dios nació, murió, resucitó y un día volverá por aquellos que hemos puesto nuestra confianza y fe en Él.
Diciembre, navidad, celebración ¡Cristo es la razón! Por ello es que propongo que bajemos el ritmo a nuestro día a día, no corramos, detengámonos más tiempo para visitar al necesitado, abracemos a quienes están llorando, comamos con aquellos que la mayor parte del tiempo están solitarios, cantemos y bailemos con los que están festejando y que la celebración del nacimiento de Cristo sea una realidad para nosotros diariamente.
Al final, la comida, los regalos, las visitas, los vestidos pomposos y el glamour hollywoodense de la fecha, pasarán…
Bajemos el ritmo y seamos empáticos con aquellos que su navidad es diferente a lo que comúnmente se espera. La cena navideña no tiene por qué ser motivo de angustia por no tener un pavo en la mesa, celebremos y oremos con aquellos que su cena será lo mismo que comieron en el almuerzo, con quienes sus regalos son abrazos sinceros, con quienes visten lo mismo día a día, y celebremos con quienes estarán a solas en familia.
Elevemos nuestras oraciones por los que no conocemos pero que Dios sí los tiene en su mente. Clamemos y lloremos con los que lloran en estas fechas, los que esperan el regreso de un ser que está desaparecido, con las madres que a sus hijos han perdido, con aquellos hijos que a sus padres han enterrado y con el mundo que rechaza a Cristo, nuestro salvador amado.
Y que todo ese amor y perdón que se respira en estas fechas sea una realidad cada día, porque el gran Dios del universo envió a Su Hijo en amor, eligiéndonos desde antes de la fundación del mundo para el perdón de nuestros pecados (Ef. 1:5-7).
Esa es la navidad, la realidad de la navidad, que el Hijo de Dios nació y en esta tierra caminó y murió para darnos salvación ¡Bendito sea el nombre del Señor!
“Porque un niño nos ha nacido, un hijo nos ha sido dado, y la soberanía reposará sobre sus hombros; y se llamará su nombre Admirable Consejero, Dios Poderoso, Padre Eterno, Príncipe de Paz” (Is. 9:6).
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Karla de Fernández.
Esposa de Jorge Carlos, madre de Daniel, Santiago y Matías. Su pasión es compartir con otras mujeres la Palabra de Dios para atesorar la belleza del Evangelio. Karla es autora en Lifeway y Directora de las Iniciativas Femeninas en Soldados de Jesucristo.
Es escritora del libro “Hogar bajo su gracia” publicado en Junio del año 2019 con la Editorial Lifeway Mujeres. Lo puedes encontrar a través de Lifeway México aquí: HOGAR BAJO SU GRACIA
Puedes contactar a Karla en Twitter y en su página de Facebook @KarladeFernandez