LAS 5 P’S DE MI LECTURA BÍBLICA
April 16, 2019Una alfabetización bíblica para tu diario andar
Quiero platicarte de mis amigas, algunas de ellas son muy parecidas a mí en gustos y costumbres, otras que, desconozco la razón por la que me concedieron su amistad pues soy de esas mujeres que ¡hasta lo espontáneo lo tiene planeado! Y ellas viven al día y según ofrezca el clima, van eligiendo qué hacer minuto a minuto mientras que las otras viven con la frase que dice que “las cosas se planean” y hasta lo recitan en un tono de esos legalistas, finos y ordenados. Tengo la amiga que, si la invito a tomar un café, al llegar al mostrador pide un taco al pastor; pero también está quien le invito al cine y me responde: tengo llena esta semana, pero el próximo jueves tengo dos horas para ti. La primera dice de sí misma, “Es que yo soy un relajo, comprendan que dentro de mi desorden tengo un orden” y la segunda que te puede describir con detalle y claridad, a ojos cerrados, dónde puedes encontrar un maquillaje dentro de su cosmetiquera, que está en el lado derecho de su bolsa, la cual está colgada en el perchero a la entrada de su sala, junto a los dos abrigos colgados…. ¡Uff, Imagíname sentada con esas dos personas en un teatro!
Lo cierto es que todas mis amigas y yo, tenemos algo inamovible y firme a la hora de platicar, decidir y compartir nuestras vidas. Todas sabemos con quién se puede ir a un lugar y con cuál de nosotras platicar un tema u otro. Sin embargo, al final, todas logramos permanecer juntas.
Quiero contarte de una lectura que me llevó con interés desde lo espontáneo hasta lo analítico y sin duda, me aterrizó en una zona segura y deseable para mi mente y corazón. Ese aterrizaje lo hice en lo que la autora del libro llama “Alfabetización Bíblica” y me encantó. Estoy por narrarte mi aventura con MUJER DE LA PALABRA, un libro de Jen Wilkins; una de mis nuevas “BF´s” porque ella me pasó sus apuntes de cómo estudiar el mejor libro, la Biblia.
Al iniciar mi lectura, Jen captó mi atención cuando me dice directa y fuertemente que DEJE QUE LA BIBLIA ME HABLE DE DIOS y deje de pensar que se trata de mí o de ayudarme a mí con mis “issues”; me aclaró que sí, la Palabra sí me indica quién soy y qué debo hacer, pero a través de comprender quién es Dios. Para mí fue algo muy fuerte escuchar que, si estudio buscando establecer mi identidad sin primero proclamar la identidad de Dios, lo que yo sola obtengo es una ayuda parcial y limitada; amiga, al leer, antes que pidamos a Dios que nos enseñe algo sobre nosotras mismas, tenemos que reconocer que la Biblia es un libro sobre Dios.
“Ustedes estudian las Escrituras a fondo porque piensan que ellas les dan vida eterna. ¡Pero las Escrituras me señalan a mí! Sin embargo, ustedes se niegan a venir a mí para recibir esa vida”
Juan 5:39-40
Todavía no avanzaba mucho cuando me topé con frases que me sentaron definitivamente a querer terminar el libro pues, seguro he aplicado alguna de ellas:
- La píldora ansiolítica: cuando me sentí desanimada y corrí buscando algo reconfortante en la Palabra que me levantara el ánimo, convirtiéndola en algo útil para mí, cuando el consuelo de Dios es permanente, auténtico y no una dosis inmediata de satisfacción emocional.
- El asesor de compras: aquella ocasión en la que permití que otra persona eligiera para mí la enseñanza que pude tomar directamente y me evité, por comodidad o por miedo, apropiarme de la escritura; obtuve un conocimiento claro y directo, pero no definitorio y esencial para mí; hoy comprendo que los estudios temáticos me ayudan a integrar conceptos generales como suplemento pero no son un sustituto de mi tiempo en la Palabra.
- La dieta selectiva: Leer proverbios 31 es el ejemplo que viene a mi cabeza al recordar esta dieta, regresando a los mismos pasajes una y otra vez dejando de lado el resto del menú.
Las situaciones difíciles se hacen más difíciles si nos saltamos pequeñas cosas indispensables; y aquí te presento las 5 P´s que no podemos saltarnos al estudiar la Biblia, en busca de una alfabetización:
- Estudiar con propósito ubicando lo que lees como parte de la Gran historia de Redención.
- Estudiar con perspectiva comprendiendo los contextos de tu lectura.
- Estudiar con paciencia estableciendo metas, ritmos y expectativas alcanzables.
- Estudiar mediante un proceso de comprender, interpretar y aplicar; en este orden.
- Estudiar con oración haciendo a Dios parte de conocerle a Él mismo.
Soy una mujer que de verdad disfruta del orden, me hace sentir tan fresca cuando tengo mi cajón del escritorio con todo acomodado y alineado de manera uniforme. Sé que tal vez no eres así, justo como mis amigas pero sabes algo?, No se trata de sumergirse bajo el agua con un poco de aire para ver “cuánto aguanto” viviendo los días sin buscar a Dios y escucharle; créeme, no fuiste creada para vivir con un poco de aire en condiciones donde la vida depende de que respires y no para nadar creyendo que lo lograrás como los peces… No te des permiso de mantener tus emociones porque además de agotador, es frustrante.
¿Qué tal cuando decidimos hacer lo que sentimos? ¡Hasta suena espiritual eso de escuchar a tu corazón! lo que es más complicado, es poner a la mente al mando del corazón; así suceden dos cosas: Tu mente persevera confiando en Dios y lo segundo, te guarda en completa paz; se trata de renovar nuestra mente, no de renovar nuestro corazón, definitivamente no. “Y transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta…” dice Pablo;
No te pido que hagas las cosas a mi modo, o al modo que leerás en este libro tan didáctico, lo que quiero es invitarte a practicar, aprender y en ese ejercicio, reconocerte en tu estilo y forma que adoptas la –alfabetización bíblica- para que logres reforzarla día con día, pero siempre quedándote a buscar Su rostro…
Sal. 27:8 Cuando dijiste: Buscad mi rostro, mi corazón te respondió: Tu rostro, Señor, buscaré.